Cada día en mi cama desolada,
despierto solo para cerrar mis ojos,
me acomodo sin estar cómoda,
y mi mente se ahoga en las sabanas.
No me levanto,
Mi cama prisión envolvente,
mis sueños se desvanecen,
y mi espíritu se ahoga en pendientes
El tiempo se arrastra como un río sin vida,
los minutos desaparecen en mi existencia marchita,
mi voluntad yace inerte,
mientras el mundo gira.
Mi cama se vuelve una condena sin redención,
atrapada en desilusión,
mi voluntad rota
bajo el manto de la depresión
Mi cuerpo se consume en mi ropa
mismas prendas que vestí al acostarme
y que no me sacaré al despertarme.
El tiempo se agota,
sin oportunidad o esperanza alguna,
Mis sueños perecen,
en los ruidos del afuera.
El mundo sigue girando,
sin pausa ni piedad,
mis días se desvanece para ya no despertar.
